¿Cómo vivimos? ¿De quién recibimos ayudas?
Vivimos, aunque pueda parecer utópico, de la Divina Providencia. No tenemos subvenciones y no pedimos ni aceptamos nada que sea fruto de petición. Queremos vivir colgados de Dios, al amparo de su Providencia. Él sabe lo que necesitamos. Por eso nuestra casa es casa de oración.
Y recibimos todo tipo de ayudas: económicas, ropa, alimentos, libros... y sobre todo la ayuda de todas esas personas que quieren integrarse en nuestra familia para hacer realidad el ideal de nuestro fundador.